Este sistema tiene que ser capaz de compensar automáticamente el desnivel de los faros delanteros con cargas y movimientos de suspensión.

Los reflectores están asentados por los laterales y se dejan ajustar sobre su eje vertical por motores eléctricos. Cuando se ajustan estos a mano se tienen que posicionar sobre un indicador de posición por el conductor. Con este método sólo se puede compensar las diferencias de carga. Este sistema no sirve para corregir, por ejemplo los movimientos de suspensión al frenar o acelerar.

Con el control automático de iluminación se localiza la posición sobre un sensor inductivo de nivel y la unidad de control transmite la correspondiente señal hacia los motores eléctricos. La imagen 2 de arriba muestra un semejante sensor de nivel. Este se sitúa por delante y detrás de ambas suspensiones delanteras. Sobre una palanca pequeña se fija una varilla a un brazo de suspensión. La palanca pequeña se desvía ahora según la suspensión comprime o descomprime. La señal eléctrica se procesa en la unidad de control y ambos servomotores nivelan los faros según la inclinación del vehículo.

El sistema dinámicamente automático tiene dos rangos de velocidades para el ajuste. Por regla trabaja con una gran atenuación, para evitar una continua regulación. Sin embargo, si tienen que ajustar los faros rápidamente como por ejemplo al acelerar o frenar fuerte, entonces son los servomotores capaces de reaccionar en décimas de segundo.

Los vehículos con regulación de nivel no necesitan por regla un control automático de iluminación, debido a que la suspensión vuelve por si misma a la posición inicial. Generalmente al revisar un sistema de control automático de iluminación hay que asegurarse, de que el sistema se encuentre en el estado inicial (reset). Por supuesto tiene que estar para ello el asiento del conductor ocupado. 05/11