Transmisión final
La transmisión final transmite el par motor del motor a los ejes motrices. Con un motor longitudinal se precisa generalmente un engranaje planetario (Fig.2). Motores
cruzados transmiten el par a través de engranajes helicoidales (Fig.1) a las ruedas motrices. El par motor aumenta con la misma relación según que bajan las
revoluciones por minuto.
El piñón cónico pequeño se encuentra en la transmisión, y el piñón corona mayor esta conectado sobre un diferencial a las ruedas motrices. La relación de transmisión es
con un automóvil de 2,5:1 hasta casi 4:1 y puede ser sobre todo con vehículos de obras significativamente mayor. El par motor máximo se alcanza por regla con los ejes
de transmisión a las ruedas. Una excepción crean los engranajes planetarios con tractoras, camiones y autobuses.
De la misma forma como con la transmisión, son aquí también los piñones de forma helicoidal, para obtener una mayor estabilidad de marcha y mayor capacidad de
carga. Con la transmisión hipoide esta el piñón cónico situado de forma desplazada hacia abajo. Así se obtiene una cierta distancia entre ambos ejes centrales. El engranaje se lubrica mediante la inmersión del piñón
corona en el reten de aceite, que de este modo lo reparte por todo el engranaje. Esta forma de lubricación se llama
por eso engrase por inmersión.
Los piñones corona y cono se deben de recambiar siempre juntos, al mismo tiempo hay que ajustar el juego entre ambos piñones, que se tiene que realizar mediante un
comparador según lo marca el fabricante. Este juego lo determina el fabricante mediante una prueba sonora de estabilidad en marcha especialmente para esta unión de
piñones.
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